viernes, 8 de mayo de 2015

Objetivizada


Y para mí no significaba nada. Eran esos símbolos algo sin sentido para mí, ¿por qué anhelan? ¿Por qué guardan celosamente esos objetos?

Desde chica había tenido un poco de miedo a las cosas. Un tiempo guardaba recuerdos solamente porque había visto en películas y leído en libros que las personas suelen hacerlo. Pero cada vez un escalofrío se apoderaba en mí.
Esas cosas existirán después de que yo muera, ¿serán la prueba de mi existencia? La mente de las personas es frágil, lo sabré yo, por lo tanto el recuerdo en una mente que me haya conocido será jamás prueba de que he existido. Ahí es donde entra las cosas.

Unos años después leí el poema de Jorge Luis Borges “Las cosas”, con el cual me identifiqué, retrató en palabras aquello que temía de las cosas:

“El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,

un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde

una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.”

Ese temor a las cosas y al recuerdo que podría dejar me llevó a romper y deshacerme de muchos objetos en mi adolescencia. Quería ser nada y tenía el presentimiento que si iba borrando las evidencias de mi existencia podría serlo. Pero siempre me sentía triste, las cosas  son “nada” sólo son para nosotros objetos del pensamiento, mientras haya humanos habrá “cosas”… 
No fue así. En estos momentos, a esta yo, no se deshace de las cosas, ya no trata de borrarse: tratar de borrarse es saberse existente, yo ya soy Nada, me he objetivizado, me he visto como una cosa. Entonces, ¿qué significan para mí las cosas?

Soy, sin el yo, objeto del pensamiento de otras personas y soy mi propio objeto de pensamiento y a la vez objeto pensante que objetiviza a otros.

domingo, 3 de mayo de 2015

Sentidos


Rechazo este mundo de los sentidos. No soporto la idea de estar limitada por mis sentidos del cual todo nace, y sé que a la vez estos sentidos son limitados.

Alucinaciones visuales, auditivos… y hasta las alucinaciones cognitivas se basan en esos sentidos. Siento una curiosidad inmensa por aquello inimaginable, por otros “sentidos”, y a la vez me resigno ante la imposibilidad natural que significa.

Quiero prescindir del lenguaje, y sin embargo pienso en palabras, para darles a entender mi sentir las he necesitado. Y sólo la evito para darme cuenta de su imperio y de su manipulación.

Siempre me había considerado como una persona disminuida en los sentidos. No escuchaba in  veía  lo que los demás. Al abrir mis oídos todo era chocante, ejercía en mí una enorme presión. Oía hasta el mínimo sonido.Escuchar exactamente qué… si puedes ori todo no oyes nada porque todo tiene la misma importancia. 

Cierra los oídos, es más seguro, sino no podrías vivir, es esa la verdad. Fui así como entendí parte del funcionamiento del cerebro, el de decidir qué ver, qué escuchar, sino nuestra mente sería saturada y no podría vivir. Y me pregunto si esta “limitación” sea necesaria realmente…

Cierra también los ojos, imagina lo que has visto en un sueño, transfórmalo.

Ciérrate a este mundo infinito y lleno de posibilidades. Cierra los sentidos, la mente, quizás a sí puedas huir de la libertad y  así ser libre del   mundo.