En ocasiones no viene a mi mente…
¿Cómo puedo estar atada a una palabra?
Como si toda mi identidad dependiera de ella.
No te he escogido siquiera y has de estar conmigo
aunque seas una ficción.
A veces lo olvido, a veces a propósito, a veces a fuerzas.
Esa palabra sólo es un recuerdo de quien fui, soy y seré.
Cuando sueño no existe, no es necesaria.
Entonces ¿por qué me aferro a él?
Y no significa nada, inequívocamente unas silabas.
Será el sonido que evoca en otras voces,
Sale de mis labios en susurros,
como un encanto, como una maldición.